ASÍ NACEN LAS IDEAS
Trata de imaginar que te dedicas al diseño gráfico y que tienes que crear la imagen para una exposición titulada Así nacen las ideas. Una muestra centrada en algo tan etéreo como el nacimiento de las ideas y los procesos creativos. En este caso, de creadores que se mueven con naturalidad entre diferentes disciplinas artísticas.
Lo primero que viene a la mente: bombillas, cerebros, manos trabajando… Y en ese preciso instante te das cuenta de lo difícil que será. De lo complejo que es representar conceptos abstractos y hacerlo de una manera mínimamente digna.
Por eso, días después, me descubro hablando solo por la calle. Porque cuando algo te preocupa, te obsesiona, la mente comienza a trabajar sin que nadie se lo pida. Entonces se cruzan recuerdos que me llevan a una clase de ciencias naturales, a los seis años, cuando la mirada huía por la ventana buscando personajes entre las nubes. Eso me lleva a imaginarme andando con la cabeza metida en una gran nube —quizá formada por globos de colores— y levitando a unos centímetros del suelo. Y me parece una buena imagen, porque creo que los artistas no trabajan realmente en sus estudios, sino durante esos espacios de tiempo en los que sus mentes se escapan y entran en ese espacio-tiempo olvidado de la infancia.
Siempre me han fascinado las señales. Ese personaje que no debe meter el pie entre el vagón del metro y el andén, o el que no debe inflar el chaleco salvavidas antes de salir del avión ¿Cómo contar algo complejo con imágenes tan simples que puedan ser entendidas por personas de distintas edades, niveles culturales y lenguas?
Y por eso, semanas después, mientras trabajo en un proyecto completamente distinto, aparece una carpeta olvidada con señales japonesas. Cuando mi mirada se posa sobre una que se titula “No cruzar la línea”, lo sé: ya lo tengo.
Son esas décimas de segundo de triunfo, de orgullo, las que te hacen valorar lo que haces. Debe de ser parecido al aplauso que reciben los músicos en directo. Pero en nuestro caso es algo íntimo, que no podemos compartir con nadie, porque nadie puede entenderlo del todo. Y que produce una inmensa —aunque muy efímera— felicidad.
Esta exposición trata de eso. Porque crear es dudar, dejarse llevar, estar desorientado, probar, encontrar caminos donde no los había, ir en contra de lo establecido. Cruzar líneas que otros no se atreven a cruzar, o de cuya existencia ni siquiera son conscientes.
Se trata, simplemente, de unir elementos de mundos alejados y darles un nuevo significado. No hace falta ser artista: todos podemos hacerlo. Basta con detenerse, observar, mirar con otros ojos y permitirse cruzar alguna línea invisible.
En esta muestra, comisariada y diseñada por Miguel A. Pérez Arteaga, se podrán contemplar obras de Elisa Arguilé, Isidro Ferrer, Karto Gimeno, Javier Pagola y Jessica Walsh.
Actividades complementarias en torno a la exposición: se realizarán talleres de ilustración para niños y adultos a cargo de Elisa Arguilé, Javier Pagola, Isidro Ferrer, Jesús Cisneros y Miguel A. Pérez Arteaga.